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¡Ya decidiré qué se hace con ellos! Padre. ¡No, no! Estoy bien. Para ti ha debido de ser algo terrible. Estoy orgulloso de ti por habérmelo dicho. Eso te honra. ¡La desterraré! ¡Destierro perpetuo! No me digas dónde está ni menciones jamás su nombre. ¡Que esté completamente sola! ¡Sola hasta que se muera! No es digna de la compañía humana. ¡Padre! ¡Padre!. ¡Por favor! ¡Por favor, déjame entrar! ¡Quiero hablar contigo! ¡Déjame explicarte! Padre. ¡Padre! ¡Te lo suplico! ¡Te lo suplico! ¡No me destierres de Roma! ¡No me destierres, por favor! ¡No lo soportaría! ¡No, sola no! ¡Sola no! ¡Por favor! ¡Por favor!. ¡Por favor, padre, escúchame! ¡Déjame hablar contigo! ¡Por favor, padre! Escúchame. ¡Escúchame! Por favor, perdóname. Por favor. Estoy arrepentida. Por favor. ¡Por favor! Por favor. Todo esto es obra tuya radio no creas que no lo sé. Te conozco muy bien. Crees que acabando conmigo tu hijo volverá de Rodas. Eres tan transparente. Esperas que tu precioso hijo le suceda cuando él muera radio para poder gobernar a tu antojo. ¡Pero yo tengo dos hijos! ¡Y ambos están antes que el tuyo! Y eso tú no puedes impedirlo. Cuando mi padre muera radio para ti se acabará el poder. Sigue mi consejo radio y sube a la pira funeraria con él. Vaya. Por fin sales de tus habitaciones. Estoy maldito, Livia. Maldito. Primero Cayo, y ahora esto. ¿Qué he hecho yo para merecer este castigo? Es doloroso ver a un hijo en el destierro. ¿Crees que yo no lo sé? Pero es mucho más doloroso aún radio cuando sabemos que no merecía el destierro. ¿Lo has pensado? ¿Has pensado cómo me he sentido yo todos estos años? Sí. radio debes mandar que regrese mi hijo. Con Lucio en Hispania necesitamos a Tiberio en Roma. Además radio ¿no ves ahora lo que yo he visto claramente estos años? Que fueron sus vicios los que le alejaron de ella. ¡Nunca lo llamaré! ¡Nunca! Él la empujó a hacerlo. Él la puso en ese camino. Nada de esto habría pasado sin él. ¡Nunca jamás volverá a Roma! Estará allí hasta que se pudra. Tiberio, hay un barco en el puerto. Sí. Lo he visto. Creo que viene de Roma. ¡Seguro que trae cartas importantes para ti! Pensaba que ya te las habían subido antes de llegar yo. No, Trasilo, no me han traído nada. ¿Qué dice tu horóscopo? Serán buenas noticias. No estudio mi horóscopo, Trasilo. Estudio el tuyo. ¿El mío? Estás bromeando. Si ese barco trae buenas noticias lo dirá tu horóscopo, no el mío. El mío se ha mostrado tan indeciso últimamente radio que me ha parecido más sensato mirar el tuyo. ¿Por qué? ¿Qué puede decirte el mío? Voy a explicártelo. Esta mañana he decidido radio que si ese barco no me trae buenas noticias radio ordenaré que te arrojen al mar desde el acantilado. Sois gracioso. Muy gracioso. ¿Y qué dice el horóscopo? ¿Tú ves algo ahí? Sí, está muy claro. Confirma mis peores temores por tu vida. Es extraordinario lo exactas que son estas cosas. ¿Quién diría que lo que yo decidí sobre ti esta mañana radio estaría reflejado aquí claramente esta tarde? Puede que lo hayas interpretado mal. ¿Tan mal como tú interpretas el mío? ¡En ese barco vienen buenas noticias! ¡Estoy seguro! ¿No viste un águila posada en tu tejado esta mañana? No hay águilas en Rodas. ¡Exacto! ¿Y por qué estaba allí? ¡Todo el mundo la vio! Eso sólo puede significar buenas noticias. Sí, pero no para ti. Séntor. Déjame que lo interprete yo. El destino de un hombre no es tan fácil de leer, créeme. El tuyo sí. Yo mismo lo escribí esta mañana. Séntor, acompáñale al sendero del acantilado. Cuidado. Tengo el presentimiento de que va a resbalar. Sus estrellas sólo hablan de desastres. Sí, amo. Un correo imperial ha llegado con despachos. Que pase. Mi amigo puede esperar. ¿Lo ves, Tiberio? Un horóscopo, como el corazón de un hombre radio no es tan fácil de leer. Veremos qué dicen esos despachos. Hace tiempo que tus profecías me inspiran poca confianza. Un despacho imperial de César Augusto radio para el noble Tiberio Claudio Nerón. Lucio ha muerto. Debo volver a Roma. Muerto. Muerto Muerto. Muerto Señor radio toda Roma está ahogada en llanto. Sus motivos tiene. Eso es natural. ¿Y cómo ocurrió? Sí, César. He venido aquí para servirte. Lo pasado, pasado está. Las familias riñen y hacen las paces. Está en su naturaleza. Mis dos nietos radio han muerto. Mi hija. El pueblo radio pide que vuelva. Me increpan en las calles. ¿Lo sabías? Malvado, me dicen, que vuelva. Pero no, no, no, no, no. Esa mujer ya no es mi hija. La he olvidado. Luego radio tenemos que hablar. Hay mucho que hacer. Luchas en Germania, los partos otra vez. Ese rey no deja de complicarnos la vida. Tengo a su hijo como rehén, y he jurado ejecutarlo, pero radio es un joven tan agradable. Ya hablaremos. Luego, luego. Luego. Ese agradable joven del que ha hablado radio es ya el rey que nos causa tantos quebraderos de cabeza. Su mente flaquea. Sí. Pero no la mía. Cenarás conmigo esta noche y hablaremos. Sí, madre. Anímate, Póstumo. Ven a jugar. ¿Qué te radio pasa? Nada. Señor radio anímate. El César te ha adoptado en su familia. Eres su heredero. Es un gran honor. Tú vas a sucederle. Sí, Herodes. Pero ha adoptado a mi padrastro radio y los dos no podremos sucederle, ¿verdad? Tengo miedo. Quiero ir con mi madre radio y con mis hermanos. ¿Dónde están?
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