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Y él dijo: “¿Qué vas a hacer?”. “Es simple. para recuperarlo.” Me pagó, saca las llaves y abre la cajuela. Estaba llena de armas. Revólveres, pistolas automáticas. Y me pregunta si había ido a Florida. “Sí, con mi papá.” “¿Tienes parientes allí?” “Sí, unos seis.” Me preguntó si podía llevarlo a Miami. “Claro, ¿me vas a pagar?” Dijo que me daría dólares. Le dije que estaba bien. Al llegar, dijo que tenía unos negocios, quizás podríamos trabajar para él y hacer más dinero si nos quedábamos allí. “¿Hacer qué?” Dijo: “Entregar droga “y recoger el dinero. “Quizá vender marihuana de vez en cuando”. La paga era buena, dólares por día. Fue la primera vez que trabajamos con la gente del negocio de la droga. Pero no tenía intenciones de matar gente. Así resultó más tarde, pero… Semanas después estábamos en Jacaranda, un club nocturno colombiano en Miami. Flaco se acerca y me pregunta: “¿Eres nuestro proveedor?”. Me dice: “Oye, debes irte “porque vamos a dar un golpe aquí. “Los de aquella mesa, “los seis colombianos que están riendo y tomando aguardiente “vamos a liquidarlos. A todos”. Le di las gracias. Le pedí ir a avisar a mis muchachos, excepto a Vanegas, el Negro, porque se estaba drogando. Le decimos Negro porque era muy oscuro. Era negro colombiano. Fui al baño y le avisé. “Nos tenemos que ir, van a matar a alguien.” Pero no le dije a quién. Me pidió que le diera un momento y yo salí. Entonces Vanegas fue a esa misma mesa y les dijo que se fueran, porque iba a haber un tiroteo. Arruinó el golpe, fue un accidente. Conocía a uno de ellos así que solo intentaba proteger a su amigo. Yo estaba afuera, Vanegas salió. Detrás de Vanegas, todos empujaban para salir. Flaco llega en su moto, estaba enfadado. “Ustedes lo arruinaron todo “y no debería haberles avisado.” Dije: “¿De qué hablas?”. “Ustedes les avisaron, ellos no sabían, “y los únicos que lo sabían “eran ustedes. Tú.” Le dije que sí, que les avisé a mis muchachos. Dije: “Espera, hablaré con Negro”. Le pregunté si les había avisado. “Le dije a uno de ellos del tiroteo, “pero no sabía que era esa mesa.” Le dije que estábamos en problemas. Regresé y le dije que lo habíamos hecho pero que era un accidente. Me dijo que estaba en problemas con su jefe, y que el jefe quería conocerme. “Dile a tu jefe que fue un accidente.” “No quiere oír eso, “solo tú”, me dijo. “El jefe quiere conocerte. “Es eso o estás en problemas.” Subimos al coche y le digo: “No me van a matar, ¿no?”. Él respondió: “No sé, no te garantizo nada, viejo”. Lo habíamos estropeado. Hablamos de matar a seis personas. Ya sabes, estos tipos no son cobardes. Me preguntó si tenía un arma y le dije que sí. Pero tenía dos. Tenía una de respaldo en la pierna izquierda. Fuimos hasta el Holiday lnn en la autopista . Miro y veo a cuatro tipos salir del coche. Pregunté: “¿Son ellos?”. “Sí, pero hay más a tu izquierda.” Miré y había cuatro más del otro lado. Me acerqué al tipo más viejo. “¿Eres Rivi?” “Sí”, le dije. “Ven conmigo.” Subimos al coche y en el asiento trasero había una dama. Ella daba las órdenes. Ella hablaba, nadie opinaba, hacían lo que ella decía. Su marido estaba adelante. No abría la boca. No me hacía preguntas. Solo hablaba ella, diciéndome qué hacer. Ella es la que tiene el poder. Una mujer me está hablando así y debería haberle dicho que se fuera a la , pero pensé: “No, no”. Me preguntó si era el que había estropeado el golpe. “En cierta manera sí”, le dije. Me dijo: “Hace meses que los estamos buscando “y es la primera vez que los vemos”. Y yo lo había estropeado. Me dice: “Te diré qué hacer. Encuéntralos “y mátalos por mí. Así estaremos a mano. “Me interesan los dos hermanos”. A los otros cuatro los iban a matar por estar sentados en la mesa. “¿lban a matar a otros cuatro para liquidar a dos?” Me dijo que así hacía las cosas. “Liquidar a toda la mesa. Deshacerse de todos.” Eso me sorprendió. Digo, hablaba de asesinar como… Le pedí que me diera una semana y que los encontraría. “Cuando los encuentres, llámame. “Te daré . dólares por cada uno.” Cuando regresé le hice preguntas a Flaco. “¿Quién es esta dama?” Me dice: “Es la Madrina”. “¿Quieres contarme más de la Madrina?” Dijo que la conocía de Colombia y que era muy peligrosa. “Si no cumples, te mandará matar.” Ella era la más grande en aquel entonces. Era la Madrina del tráfico de cocaína. Regreso al hotel, y le cuento a los muchachos. Vanegas estaba allí, y les dije que estábamos en serios problemas. “Si no los encontramos tendremos que largarnos, “porque nos van a buscar… “así me lo advirtieron.” Vanegas… dice que puede encontrar al mayor de ellos. “Es todo lo que necesitamos, a uno.” A través de él, encontramos al otro. Le dije que lo llamara al busca y que arreglara un encuentro esa noche. “Vamos a secuestrarlo “y lo entregaremos a esta gente.” Llamamos, nadie contestó. Al otro día, lo mismo. Al tercer día no contestaron y estaba perdiendo la esperanza. Al cuarto día, contestan. Quedamos en encontrarnos en el Ramada lnn. Le dijimos que teníamos armas y explosivos para vender. Pero cuando llegó al hotel, lo hizo con su hijo de años. No contábamos con el chico. Vanegas fue inteligente y se lo llevó al auto. Si no tendríamos que habérnoslo llevado. Habla con Vanegas, se ríe. Estoy escondido, y cuando Vanegas abre la cajuela salgo y le pongo el arma en las costillas. Le digo: “Te estuve buscando”. “No te debo nada,” me dice. “No. Alguien más te busca. “Hay una dama buscándote. “Se llama Griselda Blanco.” “Esa gorda, no le debo nada”, dice. Cumbamba le pateó la cara y le quitó los dientes. “Muestra respeto por la dama. “Díselo cuando la veas, trabajamos para ella.” Se puso pálido. Añadió: “La verás “en un par de horas”. Ahí empezó a temblar. Una hora más tarde llegan y se lo llevan. Al día siguiente estoy en casa a las .. Ella entra en mi casa, entra como si fuera la dueña. Mi esposa estaba cocinando. Y dice: “Me encanta el pescado”. Estaba comiendo mientras me contaba cómo lo mataron– lo cortaron en pedazos– todo mientras cenábamos. Dije: “¿Le disparó?”. Dijo: “Sí, le disparé… “y Cumbamba lo cortó, “lo puso en una caja y lo envolvió para regalo “con un moño,
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