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Si accede a conmutarle a ella el resto de la condena, ¿cree que declarará? Lo único que podemos hacer es intentarlo. ¿Sí? El Sr. Rickles desea verle. ¿Quién? Rickles, Marvin Rickles. Dice que es el abogado del Sr. Costain. Hágale pasar. Yo me voy. Seguramente no querrá testigos mientras soborna a funcionarios del gobierno. ¿No quieres oír lo que tiene que decirme? Enseguida me pongo enfermo. Discúlpeme por molestarle a estas horas, Sr. Hallett. ¿Qué más da la hora si tiene Ud. algo que decir? Siéntese. Sólo le entretendré un momento. Hemos oído rumores de otro testigo secreto que nos han molestado mucho. No sé lo que han oído. Que tienen un testigo secreto que presentarán en el Juzgado el lunes. Mi experiencia me ha enseñado que no puedo sorprenderles a Uds. No sé a qué se refiere. A que estaban esperando a Tonelli. ¿Está acusando al Sr.Costain de tener algo que ver con la muerte de Tonelli? ¡Basta ya, Rickles! No hay micrófonos en esta oficina, así que no juegue a “cliente acosado”. Tonelli era un pobre matón con cientos de enemigos. Cualquiera de ellos pudo haberle matado. Sí, y también pudo haberlo traído la cigüeña. Pero yo ya no creo en esas cosas, porque sé que en un cuerpo de policía tan bueno como el nuestro, siempre puedes encontrar a uno o dos tipos que se vendan. Y Uds. los encontraron, ¿verdad? Ellos les dijeron todo lo de Tonelli. Tendrá que retirar la acusación. ¡Bah! Eso es todo. En un juicio de esta clase, la defensa tiene el derecho a interrogar con antelación a los testigos. No he dicho que tuviera un testigo. Ha sido Ud. No crea que voy a quedarme sentado ante sus poco éticas triquiñuelas judiciales. Mi estómago está acostumbrado a casi todo. Pero no a escuchar a alguien como Ud. hablar de ética. Oiga, no tengo por qué aguantar Radio ¡Ética! ¿No se sofoca al pronunciar esa palabra? La ley nos concede unos derechos Radio ¡No tienen derecho a nada! Excepto a ser clasificados como una enfermedad más. Lo veremos cuando esté en el Juzgado. Hasta entonces, salga de aquí. Le advierto que, aunque sea lo último que haga Radio ¡Será lo último que haga si no sale de aquí! ¿Puedo pasar un momento? Treinta segundos. Creí que los periodistas ya estaban borrachos a estas horas del sábado noche. Sólo los que tienen dinero. ¿Qué hacía aquí Rickles? ¿Intentaba comprarte? Piensa que no tengo ética. ¿Sabes una cosa? Tiene razón. Cuando me meto en asuntos sucios, yo también quedo cubierto de porquería. De todos modos, este asunto parece de chiste. Costain es una amenaza pública. Ha estado asesinando y robando durante años. ¿Y que le lleva finalmente ante un tribunal? Una acusación de falso testimonio. Por algo se empieza. Escucha, Jim Radio Si puedo conseguir que un testigo acuda a declarar contra él, entonces otras personas que conozcan más delitos de Costain Radio se atreverán a hacerlo. Eso será el comienzo de las acusaciones importantes. Pero antes necesito un testigo. ¿Tienes ya uno? Tus segundos han pasado. No deberías aparecer ante un tribunal, Lloyd, si no tienes algo realmente espectacular. ¿Bien? ¿Estarás el lunes en el juicio? Seré el que lleva el portafolios. Seguro que acaba haciéndose un agujero en la cabeza. ¿No teme que eso la distraiga de su auténtico trabajo de policía? ¡Si esto es para niños de años! Y estas chicas vestidas así, ¿nunca tienen frío? Esas chicas no. ¿Quiere que se lo preste? Cualquier cosa más y que la revista “Mecánica Popular” Radio me produce urticaria en todo el cuerpo. ¿Le ha gustado la cena? Me lo comí todo. No creyó que lo haría, ¿eh? No creí que nadie fuese capaz de hacerlo. ¿Qué le parece si brindamos? Oh, vamos teniente Radio No sabe el tiempo que hace que no brindo con un hombre. Y mucho menos con uno como usted. Lo digo en serio. No tiene idea de lo apetecible que es Ud. para una chica. ¿Por qué brindamos? Por los hombres que vuelan las cárceles. No se preocupe. No diré que ha bebido estando de servicio. Sobre todo que no se enteren que ha bebido por ese brindis. Yo contestaré desde ahí dentro. ¿Sabe? Es bastante simpático. ¿Está casado? No le había visto antes. ¿Qué es lo que te gusta de él? No lo sé. Que está aquí, supongo. ¿Has decidido lo que vas a hacer? ¿Con el teniente? No. Me refiero al Sr. Hallett. ¿Por qué? ¿Le ha dicho también a Ud. también que me convenza? Sabes perfectamente que no. Lo siento. El Sr. Hallet dice que yo soy responsable ante la sociedad Radio de declarar en el juicio por encima de todo. ¿Creo que le debo esto a la sociedad, Willoughby? Prefiero no contestar. Si yo fuera su hija, ¿qué me aconsejaría? Nunca le digo lo que ha de hacer. Pero he procurado enseñarle sus obligaciones. Bueno Radio ¿quién dice que esta es mi obligación? ¿Y quién quiere a un héroe con las entrañas destrozadas por un disparo? ¿Y cómo puede estar segura de que su hija no acabará como yo? No hay modo de que pueda estar segura. Pero puedo hacer que se sienta necesitada de mí Radio y procurar que tenga el cariño que yo pueda darle. Esas son las cosas que una chica como vosotras más necesita. Es cierto. Todo el cariño que me dieron a mí cabría dentro de su ojo derecho.
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